Sin envidiar en nada a la madrileña puerta, la de Badajoz entrando por la carretera de Cáceres, no se encuentra en este lugar por las gestiones de nuestros dirigentes y sus sensibilidades arquitectónicas sino por la inquietud y tesón del antiguo director de las Escuelas Agrarias que hizo las gestiones necesarias para salvaguardar esta obra del forjado, de la destrucción y el olvido. Ejemplos como éste me gustaría comentar más a menudo pero no es el caso. Me encantaría tener que rectificar.
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