No en un pozo pero si en un lejío de chinatos como decía el otro. Estábamos en Santa Marina la mar de contentos pues después de múltiples vicisitudes el solar junto a la parroquia iba a ser ocupado por un edificio inteligente de oficinas y una coqueta plaza. Aquí se iba a construir viviendas, una gasolinera, un hotel, apartamentos de lujo, en fin una retaíla de proyectos que nunca llegaron a cuajar como es fácil de ver. Y cuando llegamos incluso a poner un cartel majestuoso anunciando el proyecto, pues eso que explota la burbuja y se acabó lo que se daba.
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