Cuando prácticamente se ha finalizado la rehabilitación de casi todos los edificios de nuestra emblemática Plaza Alta se me plantean dudas sobre el éxito del proyecto. Y no me refiero a lo puramente urbanístico de los edificios, con mayor o menor acierto según oopiniones, sino a la trama social del entorno. Creo que a pesar de los esfuerzos de las instituciones y el coraje de algunos vecinos no se ha logrado del todo salvar ciertas reticencias y prejuicios del pasado muy anclados en nuestra idiosincrasia clasista. Esperemos que con las nuevas generaciones esto cambie y pronto veamos muchos niños jugando entre sus arcos y dando más luz al entorno.
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