En tiempos de crisis, aprietos, déficits, ajustes y no se que más, lo del Faro es más que una luz. Después de años de incertidumbres, polémicas y viabilidades hoy luce tan esplendoroso como su nombre. Esperemos que sea un punto de inflexión en la forma de entender de los pacenses y su zona de influencia de lo que es realmente un centro comercial. No es solo un lugar de compras al uso, sino un lugar de recreo, esparcimiento y donde una familia pasa un día de fiesta o fin de semana fuera de sus hábitos convencionales. No será fácil sacarnos de nuestros campos y parcelas, pero si no es así, difícilmente será viable este proyecto. Sera como una revalida para salir de algo por lo que nunca pusimos un gran empeño, pueblo grande y provinciano.
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