Siempre estuve en contra de la utilización de las banderas como arma impositiva y torcitera de movimientos sociales y políticos de baja estopa, cosa muy habitual en la España de los primeros años de democracia. Las banderas reconocidas y no impuestas deben ser la máxima representación de un pueblo y utilizadas con el respeto que se merecen.
Es por ello que la idea de que nuestra ciudad tenga su bandera me parece normal y represente la inquietud de algunos colectivos de nuestra ciudad. Todo lo que represente nuestro pasado, tradiciones, costumbres, fiestas o cualquier manifestación de nuestra identidad, servirá para conocer y respetar más a nuestra ciudad.
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