Los que hoy rondamos cierta edad y hemos correteado por estos parques, esta soledad en una tarde de primavera de un día festivo, en cierto modo nos apena. Los parques de La Legión vivieron su esplendor en los años 60 y 70, cuando familias y grupos de niños y adolescentes pululaban en toda su extensión. Y en las noches de ferias se abarrotaban de socios del Club Taurino y del Casino en sus bailes sociales hasta altas horas de la madrugada.
Con el crecimiento de la ciudad hacia el oeste y el abandono paulatino del casco antiguo, éstos caen en desuso y su degradación se acelera, culminando este ciclo con la riada de 1997. Después grupos marginales sociales y a veces delictivos se apoderan de estos lugares, amparados en el abandono e indiferencia de la ciudadanía.
Hace ya varios años que se está haciendo un esfuerzo económico por recuperarlos y no parece que esto cale en la sociedad pacense. Es muy difícil luchar contra los estereotipos arraigados entre la población.
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