En el lateral del Museo del Carnaval en la calle del murguero Pablo Julio Martínez, podemos comprobar, una vez más, la falta de sensibilidad hacia el Patrimonio en nuestra ciudad. No es de recibo que en esta pequeña calle haya tres farolas, cables grapados, registros eléctricos, armarios metálicos, desagües, cables colgando, ventanas y plantas que afean la muralla. Cuando nos vamos a concienciar que nuestras murallas son un monumento con la misma consideración que las de Ávila o Lugo.
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Fin de la historia
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