Nuestro sistema de murallas abaluartadas conserva en gran parte los fosos que lo circunda y su estado en general es aceptable. La mayoría están ajardinados pero hay excepciones.
El foso de Santa Marina se encuentra en estado salvaje y su mantenimiento deja mucho que desear. Se utiliza como un macro pipican agravando su deterioro. El foso de Puerta de Palmas es el ejemplo de desidia más significativo y es incomprensible que nunca se tenga en cuenta para su puesta en valor o aprovechamiento.
Los fosos forman parte del sistema defensivo y por tanto son patrimonio, por el que hay que velar y cuidar como parte de un todo. Para ello, no requieren de grandes inversiones ni presupuestos específicos, solo voluntad de querer hacerlo.
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