Inmediatamente surgió un movimiento de solidaridad ciudadana para arropar a las víctimas con ayuda humanitaria y material. Una solidaridad que contagió a las administraciones, cuyos responsables dieron ejemplo de buen entendimiento como nunca había sucedido. El Gobierno central encauzó los arroyos, la Junta de Extremadura construyó 1.245 viviendas en Cerro de Reyes, Pardaleras y la Granadilla y el ayuntamiento ha invertido más de 8,5 millones de euros en compras, expropiaciones y derribos para dejar limpia la denominada zona inundable.
Este fin de semana se han desarrollado varios actos en homenaje a las víctimas de la tragedia. Un gran mural junto a la plaza de José Martí, un monolito en la confluencia de los arroyos con los nombres de las víctimas, un mercado artesanal junto al recién restaurado quiosco de la música y una misa en la parroquia de Jesús Obrero conforman los actos conmemorativos del barrio del "Cerro". La asociación "PCR", Grupo de Desarrollo Comunitario ‘Cerro de Reyes en Positivo’ ha sido la impulsora de estos actos.
Llegados este punto las administraciones son incapaces de acabar lo que se empezó y en el barrio hay una sensación de abandono por parte de quienes son los responsables de eliminar los restos de una tragedia que aún tiene sus huellas. A los homenajes acuden hasta los que no saben poner en el mapa los rincones de la tragedia, pero comprometerse para dar soluciones es otra cosa. Lamentable.
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