El eslogan publicitado por muchas ciudades de España con el ánimo de conseguir captar a los colectivos implicados en la celebración de los mismos, fue muy habitual en los años de crecimiento económico de las décadas de los 80 y 90. Cuando nuestra ciudad consigue tener un palacio de congresos acorde con los tiempos actuales su uso como tal es prácticamente inexistente. Dos lacras condicionan su desarrollo para celebrar eventos : la inexistente tradición en la celebración de eventos de este tipo en nuestra ciudad y la crisis económica del momento. Es responsabilidad de los agentes sociales y económicos de nuestra ciudad intentar crear las condiciones propicias para que nuestra ciudad sea atractiva para la celebración de congresos.
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