El Hospital Provincial San Sebastián, también conocido como Hospital Provincial de Badajoz, tiene su origen en el hospicio fundado por mandato del capitán Don Sebastián Montero de Espinosa en 1694, sobre un terreno cedido por las hermanas del Convento de las Descalzas en 1674 en el campo de San Francisco. Esta cesión se realizó a cambio de que el capitán Don Sebastián donara su palacio que se hallaba en el solar de lo que es hoy el Convento de las Descalzas en la Calle Menacho.
A mediados del S. XVIII el rey Fernando VI emitió un Real Decreto por el que se creaba el Hospicio Real de la Piedad, anexionándose unos terrenos colindantes para dicho cometido. Se crea entonces el edificio que hoy conocemos diseñado por el arquitecto Diego de Villanueva y patrocinado por el Obispo Perez Minayo, que lo destinó a la manutención de niños huérfanos y personas desamparadas.
En su portada destaca el escudo de su fundador y una imagen de la Piedad.
Como hospital estuvo funcionando en la ciudad de Badajoz hasta el año 2003, y hasta el 2009 ha permanecido ocupado parcialmente por dependencias de la propia institución provincial.
En 2010 se cede a Turespaña para convertirlo en Parador Nacional. En 2012 se descarta la inversión y revierte a su original propietario la Diputación Provincial de Badajoz.
A finales del 2018 se inician las obras para convertir la parte del edificio que da a la plaza de Minayo en un mercado gourmet.
Desgraciadamente la empresa que iba a gestionar las instalaciones se ha echado para atrás en el proyecto y todo queda en el aire. El COVID-19 es el argumento para que desista del proyecto, cosa entendible.
Ya se torció la promesa del Parador y ahora de nuevo la pandemia ha hecho el resto.
Ahora se abrirá un procedimiento largo y tedioso para resolver el contrato firmado, mientras el edificio esperará nuevas ofertas para su puesta en funcionamiento.
Qué pena,Qué desastre. Tenemos lo que nos merecemos.
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