El sistema abaluartado de murallas de nuestra ciudad tenía una serie de edificaciones que suponían una avanzadilla en sus defensas. Estas eran, las lunetas, revellines, fuertes, caminos cubiertos y otras de menor entidad.
El fuerte de la Picuriña, también conocido como del Príncipe, se construyó en el S. XVIII y suponía reforzar las defensas de la parte sur de la ciudad y el camino de Andalucía.
En 1812 durante el asedio inglés fue tomado por el Mariscal Wellington y sirvió para acechar a los baluartes de la Trinidad y Santa María, por donde se abrieron brechas para tomar la ciudad.
A mediados del S. XX su titularidad pasa al ayuntamiento y su deterioro es significativo. Hoy, salvo algunos flancos de muralla, su estado es ruinoso y de total abandono.
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