Pues si, ayer fue el día de nuestra ciudad. Lo sabían los políticos y la prensa, se necesitan los unos a los otros, pero en el super de mi barrio nadie sabía nada. Y esto como puede ser, pues muy sencillo. El año pasado el pleno del ayuntamiento lo aprobó como el que aprueba hacer el carril bici del Paseo Fluvial, ah perdón, eso todavía no esta aprobado. Y un hito tan importante para una ciudad como se puede proclamar su día de esa forma, y casi en el anonimato. Evidentemente esto debe ser consensuado por todos los agentes sociales de una ciudad. Y casi me atrevería a decir, sin la intervención de los políticos. Pero no fue propuesto por la mayoría de la corporación municipal, no, por un único edil. Es decir, que una persona impone a una ciudad de 150.000 habitantes cuando tiene que celebrar su fiesta. Y lo peor es que los demás callan. Y el que calla otorga.Todo se gestó el año pasado y ya tuvimos el primer capitulo de semejante atropello. Como de todos es sabido "Al_Mossasa Batalyaws es una fiesta-conmemoración que se celebra con motivo de la fundación de la ciudad (sobre un asentamiento visigodo anterior) por el caudillo rebelde Ibn Marwan en el 875. Durante un fin de semana, la alcazaba de la ciudad revive con la representación de varias leyendas del pasado de la ciudad y con la historia de la fundación de la misma." El año pasado no fue así. Fue un monográfico de Alfonso IX, que nada tiene que ver con la historia ni el espíritu de la fiesta, por decisión del mismo edil que ha impuesto el Día de Badajoz. Y nadie dijo nada, ni siquiera los impulsores de la fiesta. Todos a tragar.
A pesar que nuestro alcalde quiera quitar hierro al asunto "El Día de Badajoz no tiene tintes políticos ni partidistas", su continuidad depende del mismo individuo, expulsado de su partido y adscrito como independiente. Yo llamaría esta situación como secuestro legal.
En Sevilla, Córdoba, Granada o Almería su pasado musulmán es motivo de orgullo y referente de su historia y cultura. Aquí lamentablemente no es así y se está utilizando como arma política con fines partidistas. Esto dice muy poco de la talla de nuestros gobernantes y mucho menos de los que con su silencio lo aprueban.
No estoy en contra de celebrar una fiesta de nuestra ciudad, pero no de esta forma. Señores, tenemos lo que nos merecemos.