Un camino cubierto, en la arquitectura militar, no es como se podría pensar una vía techada o cubierta, sino un elemento defensivo muy importante en la estrategia militar, especialmente en las fortificaciones abaluartadas. Servía para desplazar tropas y para observar el horizonte buscando al enemigo.
Unía un elemento defensivo adelantado, ya sea un revellín o fuete, con las murallas de un recito fortificado. Estaba hundido en el terreno y protegido por muros laterales del fuego enemigo de ahí el termino "cubierto".
En nuestra ciudad hay dos ejemplos de este tipo de elemento defensivo, uno el que unía el hornabeque del puente de Palmas con el fuerte de San Cristóbal, hoy prácticamente desparecido, y otro el que nos trae hoy en cuestión, que unía el revellín de San Roque con la Alcazaba.
El pasado mes de Julio culminaron las obras que han sacado a la luz este elemento defensivo que ofrece un recorrido de más de 400 metros, desde la entrada al parque de la Legión, frente al revellín de San roque, hasta los restos del arrabal del Salvador cerca de la puerta del Alpéndiz. Esta construcción del siglo XVII, se utilizó hasta la Guerra de la Independencia.

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