Nuestra Semana Santa de Interés Turístico Nacional continúa lastrada por la cerrazón de las autoridades civiles y eclesiásticas de nuestra ciudad. Con las condiciones climatológicas que hemos tenido, lo que habrá disminuido el número de visitantes, los que se hayan acercado a nuestra ciudad se habrán encontrado con un panorama desolador. En los alrededores de la Plaza Alta se habrán topado con casas derrumbadas, vallas y todo tipo de obstáculos para moverse libremente. Y como el tiempo no acompaña pues eso, templos y monumentos cerrados y la oficina de turismo cerrada por festivo. Así nos va y nos luce el pelo. Nuestra Semana Santa sigue lastrada por vicios seculares. El clero dando la espalda a una fiesta considerada casi folclórica, las cofradías enzarzadas en luchas fratricidas y con unos dirigentes ansiosos de protagonismo y unas autoridades civiles desaparecidas más preocupadas por el tiempo para poder irse a la playa con su familia.