En el arranque de la subida de la Alcazaba nos encontramos con esta pequeña ermita con apariencia de torre. Anexa a ella se encuentra una puerta, con el suelo empedrado que tenía originalmente, que daba acceso al interior del recinto amurallado. Esta dejó de ser utilizada cuando se construyó cerca de ella la Puerta Nueva. Probablemente se construyó entre el Siglo XVI y XVII.
A finales de la década pasada fue restaurada y fue ofrecida a la asociación de Amigos de Badajoz, que no hicieron uso de ella. Posteriormente se le ofreció a la asociación de costaleros de la ciudad sin éxito. Por fin, a finales de 2019 la Asociación Cívica de Badajoz se hace cargo del edificio y establece su sede en la misma.
El nombre se atribuye, según parece, a que nuestro paisano el divino Morales pintó allí el cuadro con ese nombre. Pero ni siquiera hay documentación que acredite incluso que en este lugar estuviera el taller de tan ilustre pintor.
Hay otra leyenda atribuida a Don Lorenzo Suarez de Figueroa que cuenta que la ermita tenía una imagen de la Virgen con el Niño, y que un pajarillo entraba en la ermita y con sus aleteos quitaba el polvo a la imagen. Esta imagen hoy se encuentra en la Iglesia de San Agustín desde el siglo XVII.
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